miércoles, 11 de enero de 2012

Hay momentos en la vida donde por algún motivo nos sentimos agobiados, cansados, frustrados, estresados. Momentos en donde solo queremos escaparnos de los problemas e irnos a disfrutar, de un viaje, de una comida, de alguien, de algo , de un olor, de un paisaje, de una canción… solo queremos sentirnos por un momento felices, sentir que no existen los problemas , ni las obligaciones. Momentos en los que nos gustaría ser niños otra vez, estar en el jardín jugando con los muñecos, con la tierra o simplemente jugando, tardes enteras donde solo importa reír y inventar algo para seguir jugando, no hay nada mas en que pensar. Cuando sos niño no tenes preocupaciones, solo te interesa aprender, descubrir nuevas cosas y pasarlo con amigos y con la familia. Después crecemos y cada vez se pierden mas esas costumbres… la primaria, la secundaria, la facultad y después a trabajar, y poco a poco vamos perdiendo esas costumbres que nos hacían tan feliz, vamos perdiendo la sonrisa, nos olvidamos de sonreír, porque claro, tenemos obligaciones y otras cosas en que pensar. Pero hay veces en que estas responsabilidades y obligaciones nos superan, llega a un punto en que no queremos más, y necesitamos un momento de paz, de recordar, un momento que solo podemos encontrar con nosotros mismos.

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